TOXINA BOTULÍNICA

La toxina botulínica, más conocida por uno de sus nombres comerciales: botox, es el tratamiento estético más utilizado en todo el mundo por su alta eficacia, sencilla aplicación y escasos efectos secundarios.
Es el tratamiento ideal de las arrugas de expresión, que son aquellas que se producen por gesticulación excesiva en ciertas personas.
Con este tratamiento se busca un resultado natural, con gestos más suaves y aspecto relajado, evitando paralización excesiva e inexpresividad.
Los mejores resultados se obtienen cuando se inicia en edades tempranas, cuando empiezan los primeros signos de arrugas de expresión. Se considera por tanto también un tratamiento cosmético preventivo antienvejecimiento. Si se administra de forma tardía, las arrugas de expresión se pueden haber convertido ya en arrugas permanentes, con lo cual pueden requerirse además otros tratamientos como el relleno de la arruga mediante ácido hialurónico.
La toxina botulínica se considera un tratamiento muy seguro cuyos efectos son transitorios, por lo que es necesaria su aplicación de forma periódica, que variará en función de la capacidad de la musculatura facial de gesticulación de cada individuo, siendo lo más habitual su aplicación unas 2-3 veces al año.
Manejada por médicos especialistas adecuados con alto conocimiento del tratamiento según la musculatura facial de cada individuo, el tratamiento con toxina botulínica no tiene por qué ser percibido por otras personas salvo por el propio paciente, dado que simplemente da un aspecto más joven y relajado.
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